jueves, 4 de agosto de 2016

LECTURAS DE VERANO: “PARADISO” de JOSÉ LEZAMA LIMA_Luis Antonio de Villena



El cubano José Lezama Lima (1910-1976) era ya un autor muy reconocido por el mundo literario del idioma –poeta, prolífico y abundoso ensayista- cuando en 1966 publicó en La Habana del castrismo la novela “Paradiso”. Ciertamente una novela singular y original desde cualquier punto de vista y –no lo neguemos- un texto tan seductor y apabullante como evidentemente difícil porque mezcla narrativa, ensayismo y poesía en un cuerpo literario de una densidad asombrosa.  Sabemos que  Lezama que nunca fue un revolucionario fervoroso (aunque homosexual era católico) había logrado llevarse bien con el Régimen, justamente hasta la aparición de “Paradiso”, que si se convirtió pronto en un éxito internacional inmenso y en otro de los iconos del “boom”, dentro de Cuba suscitó agrias polémicas.  Lezama tardó diecisiete años en escribirla, pues su primer capítulo (y algún otro después) ya había aparecido en “Orígenes”, la mítica revista de poesía que el propio Lezama lideraba, en 1949.  La novela–quizá sea una definición imprecisa para libro tan singular- narra de base o  fondo la infancia y adolescencia del futuro poeta José Cemí, en quien se puede ver un alter ego del autor. Infancia, historias de sus ancestros, colegio e inicio de sus estudios universitarios, son la tierra base de una obra que se agiganta en todo tipo de excursos y disquisiciones, desde lo más metafísico hasta lo erótico, hetero y homosexual. El crítico mexicano Carlos Monsiváis calificó la novela de “monumento barroco” (lo es) y Julio Cortázar uno de sus más tenaces defensores junto con Octavio Paz, escribió: “desnuda confrontación del hombre con un cielo de zarpas de estrellas”.  Por el contrario la crítica de la isla, básicamente controlada por el Régimen, arremetió contra  ella, con las muy notables excepciones de Cintio Vitier y Alejo Carpentier, pero este era embajador, diplomático…
Para esa crítica castrista la novela era “hermética, morbosa y pornográfica”. Resultado de todo el alboroto fue que meses después de ser editada, “Paradiso” quedó fuera de circulación en Cuba. De otra parte se dijo que la edición tenía muchas erratas y aunque hubo una edición pirata en Argentina en 1967, hay que llegar a 1968 para que la editorial Era de México publique una edición mejor, más limpia de errores, al cuidado de Monsiváis y sobre todo de Cortázar.  Esa fue la edición que se pudo adquirir en España cuando yoera estudiante. Asmático, y según algunos (su hermana Eloísa, exilada en Miami) falto de esenciales cuidados, Lezama murió con 65 años, siendo a la vez –rara combinación- una gloria y un marginado.  Fuera de Cuba un nombre capital en la creación de un portentoso neobarroco y de esa novela singular, que nada tiene de mero entretenimiento sino que requiere (incluso en sus capítulos más sexuales) una verdadera lectura de fondo entre la fascinación y la abundancia de todas partes…  Una radical experiencia literaria.  Lezama pensó continuar su novela, pero no alcanzó a ver la parte que dejó escrita de un segundo volumen inconcluso: “Oppiano Licario”.  Un director de cine, Tomás Piard, ha tenido el arrojo de llevar “Paradiso” al cine con el título de “El viajero inmóvil”. Obra imprescindible de la gran literatura, algunos piensan que el influjo de “Paradiso” o de la prosa lezamiana en Cuba ha sido excesivo.

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