miércoles, 23 de diciembre de 2015

David Testal: “utilizamos a la sociedad para no afrontar la responsabilidad individual”


David Testal: “utilizamos a la sociedad para no afrontar la responsabilidad individual”
El trabajo de David Testal gira alrededor del poder transformador de la palabra. “Cineasta, exorcista y autor”, señala su biografía de Twitter: “el diablo o diablos, para mí, sólo son metáforas de aquello que vivimos como “negativo” en nosotros”, aclara. Su artística liberación la ejerce a través del lenguaje, con un marcado espíritu de cambio: “no creo en la experiencia en sí misma, que apesta, sino en la inocencia a través de la experiencia, o a pesar de ella. Creo que los currículums son cementerios, y que cargar cadáveres nos ata a lo que ya no somos”, cuenta. Testal posee una carrera extensa como creador, principalmente en el mundo del cine, con producciones como El bosque de BeatrizPuedo o Un principio, pieza que en la que filmó la separación real de una pareja y que la prensa especializada señaló como uno de los mejores cortometrajes de 2012. El artista está de enhorabuena, ya que acaba de lanzar la segunda edición de su libro Si fueses pájaro lo entenderías.  Un libro lleno de “pócimas” para “nacer de inmediato a otro mundo” ya que -según confiesa- cada pócima “no es lo que está escrito, sino la chispa que se produce en el contacto de las palabras y la consciencia”.
 Ante alguien como usted, preguntar a qué se dedica supone una respuesta inabarcable…
Para cualquiera es inabarcable en realidad. Nadie sabe a qué dedica su vida. Vivimos un misterio. Podría decir que me dedico a adentrarme en ese misterio a sabiendas. A veces a través del cine, a veces de la escritura, a veces del Tarot… Pero adentrarse en ese misterio es algo que todo el mundo hace continuamente, de forma consciente o no, y sea cual sea su aparente actividad. Me dedico a investigar eso a lo que nos dedicamos todos, que es una forma de decir que no me dedico a nada en absoluto.
Acaba de lanzar su libro Si fueses pájaro lo entenderías y ya va a por la segunda edición, ¿qué encontramos en él?Como en todo, no puedes encontrarte con nada que no lleves ya contigo. Se trata del primer volumen de un amplio Manual de Alta Magia que he ido escribiendo durante años, y que estaré escribiendo toda mi vida, dure lo que dure. Tratará del lenguaje como instrumento mágico, de cómo lo utilizamos continuamente para crear el mundo en el que vivimos, y de cómo podríamos utilizarlo de forma más consciente para crear otros mundos.
En él habrá varias colecciones con varios libros cada una. Este primer libro forma parte de la colección que llamo “pócimas”, textos breves e independientes que pueden ser leídos también al azar, y que pueden explotar en los ojos.
¿Esperaba esta demanda?Si te soy sincero, sí, y aún espero más y más, porque confío en el libro, y comienzo a ver lo que el libro hace en quien lo lee. Si no fuese un libro que yo mismo querría tener a mano siempre, si no hubiese escrito el libro que a mí me gustaría leer y tocar y revisitar, no lo hubiese publicado. No me lo esperaba tan rápido, eso no, porque se trata de una pequeña auto-edición y estoy haciendo personalmente todo: contestar pedidos, hacer paquetes, enviarlo, promocionarlo… y aprendiendo por el camino.
Usted dice todo encuentro humano, por breve y banal que parezca, es sagrado”¿puede explicarnos esto?Cuando digo que “algo es…”, digo que ahora mismo decido que eso sea así para mí. Las definiciones son decisiones personales, no verdades universales. ¿Y por qué decido sacralizar cualquier encuentro? Porque así lo convierto en algo significativo y útil. Vivimos inmersos en un sueño. Nos soñamos mutuamente. No puedes conocer al “otro”, sólo puedes conocer tu forma de percibirle. Y esa forma de percibirle te devuelve una imagen tuya que habías perdido. Vivimos en el mundo que somos, y nos estamos encontrando siempre con nosotros mismos. Lo que rechazas o amas en otro, lo rechazas o amas en ti. No porque sólo exista tu ego personal, sino porque “tú” y “el otro” sois lo mismo. En ti me reconozco, es decir: reconozco todo. “Namasté”, dicen en India. En ese sentido es sagrado para mí.
¿Cuánto hay de realidad y cuánto de ficción en su actividad?Para mí esa división no tiene sentido. Para mí todo es ficción, y esa ficción es “real”.
Un claro ejemplo es su cine, con historias como Un principio, un documental con imágenes reales de la despedida de una pareja, ¿en qué fase están sus demás proyectos audiovisuales y de qué tratan?No me gusta hablar de mis películas antes de terminarlas. Primero la acción, y luego el discurso. Cuando esté hecho, hablamos de ello. Haciendo cine voy muy despacio, tengo embarazos aparentemente muy largos.
¿De qué forma concibe el arte?Nuestra percepción personal de la realidad es nuestra principal obra de arte, es el mundo que creamos para vivir en él. Estar vivo entonces, por definición, ¡es ya ser un artista! Eso que solemos llamar “arte” es solo una representación que hacemos algunos de esa creación continua y primaria que hacemos todos.
Y eso implica una responsabilidad de la que no podemos huir, puesto que la representación transforma lo representado. Al crear algo, plantamos una semilla en el imaginario colectivo y creamos futuros posibles. De inmediato todo ello está a disposición de cualquiera. Sabiendo esto, cada uno decide en qué dirección quiere crear, a qué mundo quiere contribuir. ¿Quieres sólo quejarte, denunciar, desmontar lo que no te gusta, o quieres plantar bosques en el desierto? ¿Quieres sólo describir el muro, o quieres construir una puerta en él?
¿Alguna vez le ha preocupado la salida comercial de sus obras?Desde niño he tenido una absoluta confianza en que la fruta caería del árbol justo, en el momento idóneo, si yo me dedicaba a cuidar bien el árbol. Muchas veces nos enfocamos en eso que llamamos “triunfar”, sin darnos cuenta de que olvidamos enfocarnos en lo que queremos dar. Para mí eso siempre fue lo prioritario. Quería sentir que podía ofrecer algo auténtico y de utilidad a los demás, que podía honrar todo cuanto siento haber recibido. La salida comercial la deciden los demás después, en base a lo que sientan que les aporta.
Claro que es importante, una vez has hecho algo, hacer saber a otros que eso existe. Pero eso no es algo por lo que preocuparse, sino algo de lo que ocuparse. Además, para mí, la forma de hacer llegar a los demás tu obra es otra obra en sí misma. Y creo que es esencial que te guste mucho, y que creas profundamente en aquello que vas a ofrecer. Si sólo para poder vivir de ello, ofreces algo de lo que no estás convencido, algo que tú no quisieras para ti mismo sin dudarlo, estás suicidándote, y estás contaminando. Como dijo T.S. Eliot: “La mayor parte de los problemas del mundo están causados por personas que quieren ser importantes”.

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En referencia a esto último que dice, ¿cree que la escasez de medios en esta crisis ha redirigido la senda hacia el factor humano en el arte dejando atrás los efectismos y grandilocuencias?No creo en la escasez de medios. Creo que ahora mismo los medios se multiplican rápidamente. He visto películas maravillosas realizadas con un pequeño móvil antiguo. Relacionar los medios con el dinero es una trampa. Si quieres crear, no hay excusas. Lo que sucede es que esos medios que hoy abundan son de otra cualidad, y quizás no te permiten esa grandilocuencia. Afortunadamente.
Creo que están sucediendo dos cosas importantes debido a eso que llaman “crisis”: Por un lado se está acabando con la absurda profesionalización del arte, lo que está estimulando y acrecentando la creatividad humana. Y por otro lado, ese ser humano se está cansando de intentar entretener y de que intenten entretenerle. La “crisis” terminará, de una puñetera vez, con la industria del entretenimiento, que se creó para adormecernos.
¿Y será fácil despertar en esta sociedad?La sociedad no existe para mí. No puede facilitarnos ni dificultarnos nada. Es una abstracción que solemos utilizar como excusa para no afrontar la responsabilidad individual, un espejo al que echamos la culpa de los obstáculos que nos ponemos. Dos vecinos no viven en la misma sociedad. Cada persona vive en la “sociedad” que hay solo en su mente. Vivimos en la sociedad que somos, y creemos que esa sociedad influye en nosotros y nos obliga a ser otra cosa.
Creo que hay que tener cuidado con el verbo “despertar”. La gente que lo enarbola como un deber suele pensar que estar dormido es no pensar como ellos piensan, es no ver lo que ellos creen ver. Y tus despertares sólo te incumben a ti. No puedes saber cómo contribuirán a la consciencia colectiva, pero lo harán. Todo lo que haces en ti, lo haces en el mundo. De esa responsabilidad nadie escapa. Pero cada despertar es distinto.
Y tal y como yo lo veo, no podemos elegir despertar o no. Despertar es inevitable, es una cualidad inherente a la vida. Estamos despertando continuamente a distintas realidades. Nos queda, como especie, una historia de sucesivos despertares por delante. Y siempre se despierta a otro sueño del que a su vez se puede despertar también. Un sueño contiene otro, como una muñeca rusa infinita. Antes de entrar en un sueño más rico y bello, creamos eso que llamamos “crisis”, que solo es el intervalo entre el sueño que hemos dejado y el sueño que aún no hemos habitado.
Dentro de todo, hay un aspecto esencial, ese sistema vital que ha ido desarrollando: la Consciencia Co-Creativa… ¿qué herramientas lo componen?No está compuesto por herramientas, sino que cualquier herramienta puede ser creada o aplicada en base a ello. Es el nombre que le he dado a la consciencia de que cada persona está creando el mundo en el que vive y, a la vez, esa creación depende de nuestros encuentros.
Por ejemplo: Si me cuentas tu historia, yo no puedo escucharla por mucha atención que preste. Siempre me proyectaré en tu narración, aunque no lo sepa. No recibo lo que tú cuentas, recibo lo que yo estoy creando con lo que tú cuentas. Pero esa creación no hubiese existido si tú no llegas a contarme esa historia de esa determinada manera.
Así co-creamos la realidad. La comunicación, tal y como solemos entenderla, no existe. No podemos transmitir nada conscientemente. Sólo podemos crear símbolos, espejos. A través de ellos nos comunicamos sin saber qué comunicamos. Eres responsable del símbolo que le entregas al otro, y a la vez el otro es totalmente responsable de lo que hace con ese símbolo. Son dos responsabilidades independientes, en cuya relación no cabe la culpa ni el victimismo.
¿Un artista como usted, que investiga sobre el ser humano en su más pura esencia, que opinión tiene acerca de las redes sociales? ¿Cree que han cambiado los patrones de relación? ¿Cómo afecta eso a su trabajo?La humanidad es un organismo que conformamos entre todos. La vida es una sola inteligencia que se manifiesta, de formas distintas, en cada uno de nosotros. Somos neuronas de una mente universal que, como individuos, no podemos abarcar ni comprender. Esa mente aprende a través nuestra. Somos a la vez sus sirvientes y sus creadores. Las redes sociales son una manifestación simbólica de esa mente. No están inventando nada. Sólo comienzan a representarlo. Y creo que, gracias a esa representación, el aprendizaje colectivo se está acelerando de forma impredecible. No es que los patrones de relación cambien debido a ella -nunca han dejado de cambiar-, sino que ese constante cambio se acelera.
En el trabajo están siendo decisivas, para mí y para quien quiera que lo sean. Gracias a ellas, sin movernos, nos encontramos con personas que comparten visiones del mundo similares por todo el planeta, en vez de tener que limitarnos al entorno físico en el que estamos. Intercambiamos conocimiento. Nos inspiramos mutuamente.
Y lo más importante en mi opinión: han hecho evidente que Darwin era un idiota, que la competitividad es absurda, y que lo realmente efectivo es la colaboración y la generosidad. Nos habían hecho creer que había que luchar y ganar a los demás para prevalecer. Pero las redes evidencian lo que siempre ha sucedido en el fondo: no sobreviven los más fuertes, sino los que más dan. Todos nos encargamos de que sea así. Porque quien da lo que encuentra, hace que todos lo encontremos juntos.
Usted está en continua reinvención, poniendo en regeneradora duda lo dicho, entonces, ¿qué visión tiene de proyectos que realizó en el pasado? ¿Cómo envejecen ante su lenguaje actual?
Nada envejece. Si escribiste algo ayer, por ejemplo, ya no eres el que escribió aquello, pero eres quien lo lee ahora. No importa cómo fue escrito, importa cómo es leído ahora. Es tu mirada la que lo hace actual.

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